Empezamos la semana y tenemos ya en mente cientos de tareas y objetivos que cumplir. Desde las mundanas tareas domésticas hasta los más importantes objetivos profesionales, pasando por ese tiempo que queremos pasar con la familia y amigos.
Seguramente nunca nos hayamos parado a pensar cuantas cosas llegamos a hacer a lo largo de la semana, y cuánto nos queda por hacer. Si bien no recomiendo hacer esto, sí aconsejo la siguiente herramienta para , al menos , clasificar estas tareas para conseguir los objetivos que para nosotros son los más importantes. Se trata de la matriz de Eisenhower para priorizar tareas y te ayudará a enfocarte primero en lo primero.
Nos pasamos la vida pensando que no tenemos suficiente tiempo, dinero, suerte, espacio o lo que sea. Los medios publicitarios se encargan de apoyarnos en esta creencia, con lo que es fácil escuchar a alguien diciendo “ no tengo suficiente…”. Sin embargo, uno de los principios de los que partimos en coaching es que el presente es perfecto tal y como es. Puede que no nos guste cómo es, pero es como tiene que ser. Es decir, todo pasa por algún motivo, por lo tanto habrá que cambiar algo que nos lleve a otro presente que nos ayude a conseguir lo que queremos en la vida.
Una solución muy potente es, en lugar de centrarnos en la escasez, dirigir nuestra atención hacia lo que sí tenemos. Si nos centramos solo en la escasez y únicamente nos quejamos de ella, no encontraremos la solución para tener abundancia, sino que centraremos nuestra atención en más escaseces. Cuando insistimos en que no tenemos suficiente tiempo o dinero, ¿has pensado en cambiar de hábitos y habilidades para dejar de tener esa escasez? O ¿Sólo te revuelves en la queja únicamente para darte cuenta de que te sientes impotente?
Cuando la gente me pregunta como consigo hacer tantas cosas, mi respuesta es que nunca me quejo de que no tengo tiempo. Si no me da tiempo a hacer algo, no es por falta de tiempo, sino por no haberme planificado adecuadamente, infraestimando el tiempo que necesito para realizar algo. También me ayuda a descubrir a qué cosas tengo que decir que NO la próxima vez. Es decir, como decía en mi post Aprende a decir No y dilo a menudo, si tienes claras tus prioridades y estás dispuesto a crear hábitos y a renunciar a otras cosas, te encontrarás con que tienes el tiempo que necesitas.
Uno de estos hábitos es elaborar sistemas que te ayuden a sistematizar tareas que normalmente te llevan mucho tiempo, pero que necesitas hacer (como las tareas domésticas, la compra, los recados, etc).
Tener una buena organización te ayuda a perfeccionar tu presente y poder disfrutarlo más, para ello hay que crear el hábito de organizarse periódicamente. Si quieres más ideas para gestionar tu tiempo puedes leer mi post Revoluciona la gestión de tu tiempo en diez pasos.
En definitiva, perfeccionar tu presente implica realizar un trabajo de desarrollo personal constante. La vida nunca va a ser perfecta, siempre van a surgir problemas e incomodidades alternados con momentos buenos. Pero si trabajas en tu desarrollo personal, encontrarás las herramientas que necesitas para cambiar de perspectiva cuando lo necesites.
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Hay momentos a lo largo del año que son más propicios para tomarse un descanso, salir de la rutina diaria y revisar nuestros objetivos, configurando otros nuevos si es necesario. Uno de estos momentos, suelen ser las vacaciones.
Es en esos momentos en los que pasamos más tiempo con las personas que nos importan, descansando y dejando el móvil de lado, charlando y haciendo actividades nuevas. Es entonces cuando nuestro cerebro comienza a funcionar a otro ritmo y …¡zasss! aparecen nuevas ideas y estas ideas nos llevan a plantearnos nuevos objetivos y replantearnos el camino que llevamos.
Tan necesario para nuestro trabajo, y para la vida en general, es tener momentos de intenso trabajo, como tener momentos de relax, en los que nuestra mente funciona de forma más creativa, lejos de la presión del día a día.
Todos en algún momento de nuestra vida queremos cambiar y evolucionar. Lo que solemos hacer entonces es llenarnos de actividades , cosas o personas nuevas, sin haber creado el espacio suficiente para ello.
Cuando quieres algo nuevo en tu vida, primero es necesario crear el espacio necesario para incorporarlo. Pero esto implicará necesariamente renunciar a algo, desprendernos de otras cosas.
Si observamos la naturaleza, esta suele aborrecer el vacío y siempre tiende a llenarse con algo. Lo mismo nos ocurre a las personas. De hecho una de las sensaciones más inquietantes es la desentirse vacío.
Crear el espacio necesario es una de las formas más efectivas y sencillas de atraer lo nuevo. Hay momentos en los que tenemos situaciones de estancamientoque hacen necesario despejar el terreno.
En estos momentos emprender una simple acción como ordenar un escritorio o un armario puede despejar nuestra mente de forma que dejamos entrar algo nuevo en nuestra vida. Otras veces es necesario alejarse de personas que ya no tienen cabida en nuestra vida para dejar paso a otras nuevas. Finalizar un objetivo que tenemos pendiente desde hace mucho tiempo, también puede hacer que ese espacio se libere para otro objetivo que nos satisfaga más en este momento vital.
Todos en algún momento hemos pospuesto actividades indefinidamente con la clásica escusa del “mañana seguro que empiezo”.
Tenemos clara la meta, pero no terminamos de alcanzar nuestros objetivos. Con eso sólo conseguimos poner freno a nuestros anhelos mucho antes de empezar, haciendo que nuestras metas queden cada vez más lejos, o que incluso no las alcancemos nunca.
Incluir una tarea nueva para conseguir un objetivo en nuestras apretadas agendas, por muy ilusionante que sea nuestra meta, resulta difícil.
Tenemos que otorgarle a esa nueva tarea nuestro tiempo y energía, que lógicamente tendremos que restar de otra actividad. Y es que, en la gran mayoría de los casos, conseguir objetivos supone implantar en nuestra vida determinados hábitos.
No existe una pastilla que nos haga, por ejemplo adelgazar o aprender inglés, por arte de magia, sino que tenemos que adoptar una serie de rutinas en nuestras vidas.
La ansiedad es una respuesta inteligente y por tanto adaptativa de nuestro organismo cuando nos encontramos en peligro. Es una de las emociones más primitivas, por lo que se puede desencadenar naturalmente de forma muy rápida ante cualquier situación o pensamiento que requieran movilizar nuestros recursos para enfrentarnos a un potencial peligro. En muchas situaciones es incluso deseable tener un nivel medio de ansiedad, para obtener un rendimiento óptimo. La característica principal de la ansiedad es que nos ponemos nerviosos, tensos o agitados, es decir aumenta nuestro nivel de activación.
El problema viene cuando los síntomas que experimentamos son excesivoso bien se mantienen en el tiempo, sobre todo cuando las situaciones no son amenazantes y nos incapacita llevar una vida tranquila.
La ansiedad origina tres tipos de respuesta:
A nivel cognitivo, nuestros pensamientos se orientan a interpretar las situaciones como amenazantes, negativamente y con una preocupación excesiva, lo que nos hace sentirnos irritables.
A nivel fisiológico, nos ponemos tensos, nos cuesta concentrarnos, aumenta la sudoración , la respiración y el ritmo cardíaco se vuelven más rápidos, e incluso podemos llegar a tener nauseas y mareos.
A nivel comportamental, nos movemos con rapidez, hablamos con dificultad y rápidamente, nos volvemos torpes en las actividades más cotidianas e incluso podemos sentir ganas de llorar.
La ansiedad es un problema muy habitual que podemos eliminar o reducir con los siguientes 9 pasos básicos:
Disponemos de multitud de adelantos tecnológicos que nos hacen pensar que aumentan nuestra eficacia por el mero hecho de facilitarnos la posibilidad de hacer multitud de cosas a la vez. Incluso hubo no hace mucho un anuncio que ha hecho famoso eso de que las mujeres podemos hacer muchas cosas a la vez y los hombres sólo una, pobrecitos ellos. Puede que exista una cierta base científica y antropológica para este hecho, pero tampoco podría asegurarlo cien por cien. He podido comprobar quetodos, independientemente de nuestro género, hacemos muchísimas cosas a la vez.
Ahora bien, una cosa es hacer diez cosas a la vez y otra muy diferente es ser eficaz en las diez cosas. A lo mejor eres de los que es capaz de hacer diez cosas a la vez, pero esto pasa facturaen forma de estrés y contracturas cervicales, como es mi caso. Personalmente me ha costado incorporar a mi vida el concepto de que puedo tener múltiples intereses, pero que tengo que realizar una sola cosa por vez y asignarle el tiempo que merece, e incluso disfrutar de lo que estoy haciendo, aunque sea una tarea rutinaria. No necesito demostrar que puedo hacer multitud de cosas al mismo tiempo.
Es cierto que el ritmo actual que llevamos nos impone que realicemos múltiples tareas al mismo tiempo. El precio de ello es el agotamiento, los despistes y la falta de concentración y de eficacia. No es de extrañar que los males más extendidos de nuestro tiempo sean la ansiedad y el estrés.