El miedo escénico es algo que todos hemos sentido en alguna ocasión, ya sea cuando hemos tenido que exponer un tema en clase, un examen oral, un proyecto en el trabajo o una formación que hemos impartido. Para los músicos, ya sean profesionales o aficionados, el miedo escénico es algo con lo que tenemos que lidiar ante cualquier actuación. Incluso, hay estudiantes de música que tienen miedo en los ensayos o incluso en la propia clase, con su profesor como único testigo. Y por descontado, el fantasma del miedo escénico también suele pasearse por las salas de exámenes. La música es un arte temporal, si nos equivocamos no tiene solución, no podemos retroceder en el tiempo y arreglarlo.
Es cierto que cuanto más experimentados somos en relación a la exposición al miedo escénico, más estrategias desarrollamos, de forma consciente o no, para enfrentarnos a estas situaciones. Pero, por otro lado, sorprende la poca ansiedad que muestran los niños más pequeños ante una audición. Quizá podamos descubrir en ellos alguna clave para superar el miedo escénico. Probablemente sea su naturalidad al disfrutar de la música, su ausencia de autocrítica o cualquier otra razón innata a su desarrollo cognitivo en esa edad. Sin embargo, cuando se sobrepasa cierta edad, que suelen ser los 8 años, dependiendo también de si el niño es más o menos nervioso, comienzan a aparecer esos temidos nervios ante la escena. Esto suele ser, entre otros motivos, porque al niño comienza a importarle la opinión de los demás sobre su ejecución y se vuelve más autoexigente.
La experiencia es importante a la hora de superar el miedo escénico, pero también sorprende que haya casos en los que algunos músicos consolidados deciden retirarse porque no pueden soportar el miedo escénico. Es muy probable que en algún momento les haya ocurrido algo que les ha hecho perder la seguridad en sí mismos. O bien que su grado de exigencia sea tan elevado que no puedan soportar el estrés que esto les genera.
De cualquier forma, está claro que el miedo escénico reduce significativamente las cualidades interpretativas. Esta ansiedad escénica hace que tiremos por la borda muchas horas de trabajo. La ansiedad por hacerlo todo perfecto hace que se desate un mecanismo por el cual conseguimos todo lo contrario.
El miedo es una reacción adaptativa ante un peligro que puede conducir a dos acciones muy distintas: la paralización o la huida, es por ello que en una exposición ante el público puede ocurrirnos por ejemplo que se nos agarroten las manos paralizando la interpretación, o bien que comencemos a sentirnos muy inquietos y nerviosos acelerándose nuestro ritmo cardiaco. Generalmente, suelen ocurrir ambas cosas.
Es importante que racionalicemos el por qué de ese miedo. Generalmente suele ocurrir porque tememos lo que los oyentes pueden pensar de nuestra interpretación, o porque nos preocupa equivocarnos y desconcentrarnos. También puede ocurrir, si tocamos de memoria, que temamos quedarnos en blanco. Existen muchos motivos, pero hay algunos que son propios de cada músico basados en experiencias personales y que sólo él puede averiguar.
Lo que suele ocurrir es que, antes del concierto, solemos trabajar muchísimo nuestra interpretación para que sea perfecta según los estándares de cada uno, que en el caso de los músicos profesionales suelen ser altísimos. Pero también es necesario desarrollar otras habilidades como:
- el control del estrés antes y durante la actuación, para ello es necesario aprender técnicas de relajación mediante la respiración que disminuyan nuestro nivel de activación antes de la audición. Hay personas que recurren incluso a fármacos que tienen efectos adictivos, por lo que es recomendable utilizar como alternativa remedios naturales como infusiones de tila, valeriana, etc.
- el control de los pensamientos catastrofistas del tipo “no estoy suficientemente preparado”, “tal pasaje no me sale perfecto”, “¿Y si me equivoco?”,”¿Qué van a pensar de mí?” , y un largo etcétera, eliminándolos de nuestra mente y sustituyéndolos por pensamientos más agradables.
- Desarrollar habilidades de visualización que nos permitan anticiparnos a lo que va a ocurrir en escena. Visualizarnos interpretando correctamente mientras estamos relajados ayuda mucho a eliminar el miedo escénico.
- Desarrollar la habilidad de tomar consciencia corporal. Cuando observamos los cambios que se producen en nuestro cuerpo en forma de aceleración de la respiración, aumento del ritmo cardiaco o rigidez, podemos actuar para solucionarlo.
Como hemos visto, ser músico te enfrenta a situaciones que pueden conducir al miedo escénico. Esto tiene una ventaja y es que, aunque supone un reto superar estas situaciones, también nos prepara para otros eventos de la vida en los que tenemos que exponernos en público, aunque no sea musicalmente. Ser músico nos brinda la posibilidad de desarrollar una competencia muy valiosa, que es la de hablar y exponernos en público.
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