La música puede llegar a ser un camino terapéutico si tomamos conciencia de que la enfermedad no es algo ajeno a nosotros, que es necesario eliminar a base de fármacos y tratamientos médicos, que la mayoría de las veces sólo enmascaran los síntomas de la enfermedad que está detrás.
La comprensión de que la enfermedad como algo que padecemos y que no es externo a nosotros, nos da cierto poder para afrontarla desde dentro. Es cierto que los maravillosos avances médicos han logrado que nuestra esperanza de vida supere todas las expectativas y ha supuesto un salto cuántico para nuestra supervivencia y calidad de vida. Pero por otro lado se observa continuamente cómo hay pacientes que avanzan más rápidamente hacia la salud gracias a la medicina convencional, aun partiendo de un estado de salud mucho peor. Esto nos hace pensar que podemos ayudar a que la medicina tradicional sea aún más efectiva.
Existen muchas terapias más naturales que se llevan utilizando desde hace miles de años, que la medicina contemporánea está empezando a reconocer como coayudantes de los tratamientos médicos. Una de ellas es la musicoterapia.
La música y el sonido nos acercan de forma directa al mundo emocional, psicológico y espiritual del ser humano, modificando conductas que no son conscientes. De ahí que pueda ser utilizada terapéuticamente.
Cada uno tenemos un patrimonio sonoro personal de sonidos y músicas que se van quedando fijados en nuestro interior en momentos de distintas intensidades emocionales. Este patrimonio musical es un tesoro sonoro que nos conecta con nuestro mundo interior que es una vía de acceso del musicoterapeuta.
Hay pocas personas que duden de que existe una conexión muy estrecha entre mente y cuerpo. Muchos de los problemas de salud provienen de la dificultad de expresar y gestionar adecuadamente nuestras emociones.
Por poner un ejemplo, resulta que puede ocurrirnos que nos duele el cuello de forma continua por una situación que nos preocupa largo tiempo y esto nos puede ocasionar incluso una patología que necesita de una intervención quirúrgica. Esta preocupación nos genera emociones negativas que hacen que los músculos de la zona del cuello y los hombros se tensen y adoptemos una postura que nos haga empeorar el problema. Entonces recurrimos a relajantes musculares y analgésicos que nos van a quitar los síntomas para que nos podamos olvidar del dolor. Pero si las preocupaciones persisten tendremos que seguir tomando pastillas. Cuando llegamos al fondo de las emociones y las trabajamos, muchas personas se sorprenden de la mejoría que experimentan. Eso sí, para ello es necesario que no lleguemos demasiado tarde, cuando el deterioro es tan grande que necesita de tratamientos médicos más agresivos.
Pero ¿cómo se pueden trabajar estas emociones que nos causan enfermedades? Hay veces que es posible expresarlas con palabras y se pueden trabajar en psicoterapia perfectamente. Existen muchos tipos de terapias que se pueden aplicar para resolver problemas psicológicos y a cada persona puede serle de mayor utilidad una u otra.
Una de estas terapias es la musicoterapia. Esto se debe a que la música , al igual que el resto de las artes, permite la expresión de aquello que no es posible expresar con palabras. La música propicia que se pueda expresar el “yo” más profundo, lo que supone el reconocimiento del propio poder interior para sanar. La curación de una enfermedad que ya no sólo está en manos del médico, sino que nos hace tomar conciencia de nuestra propia responsabilidad en el proceso de sanación, y colaborar de forma más eficaz en los tratamientos médicos.
Existe mucha bibliografía relacionada con la musicoterapia que puede resultarte muy útil para profundizar más.
Desde hace mucho tiempo se están observando resultados sorprendentes en las enfermedades, tanto físicas como mentales. La música, al ser un lenguaje de comunicación no verbal, supone una fuente de escape de sentimientos profundos bloqueados, que afectan en los tres planos: mente, emoción y cuerpo. Estos sentimientos bloquedados pueden surgir a través de la música, ya que a veces, al tener una connotación tabú, no es posible darles salida por las vías de comunicación oral.
Si tomamos como referencia a grandes figuras del campo de la música y la musicoterapia, como Orff, Kodàly, Delcorze, Martenot y Benezon, entre otros muchos, se ha comprobado que la educación musical más relevante es la que logra incidir en la globalidad de la persona. Esta globalidad armoniza los tres aspectos básicos del ser humano, que coinciden con los tres ámbitos fundamentales de la música:
- Ritmo, que despierta la vitalidad y desbloquea el cuerpo.
- Melodía, que nos conecta directamente con el plano emocional.
- Armonía, de ayuda a desarrollar el aspecto mental de la persona.
Cuerpo, mente y emoción están unidas nuestra salud, y la música es uno de los instrumentos que podemos utilizar para mantenernos saludables.
Si quieres conocer los origenes de la musicoterapia no te pierdas mi post ¿De donde proviene la musicoterapia?
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